En el año de 1968, en California, comenzó a desplegarse un oscuro capítulo en la historia del crimen. Dos parejas, sin conexión aparente, fueron brutalmente asesinadas. Un hombre se alzó desde las sombras, autodenominándose el "Asesino del Zodiaco", sembrando pánico y desconcierto a su paso.
Las víctimas, un trágico telón de fondo para la macabra obra que se desarrollaba, se convirtieron en símbolos de un horror sin rostro. El 20 de diciembre de 1968, en las tranquilas afueras de Vallejo, California, una pareja de adolescentes fue abatida a tiros sin piedad. El asesino, como una sombra en la noche, desapareció sin dejar rastro, dejando a la policía atónita y al público temeroso.
Julio de 1969 trajo consigo un nuevo capítulo de horror. Darlene y Mike, atrapados en una trampa mortal tendida por un desconocido en el mismo lugar, se convirtieron en testigos involuntarios del mal. Aunque Mike logró sobrevivir y dar una descripción del asesino, la justicia se escapaba entre los dedos de la policía.
El asesino, insaciable en su sed de reconocimiento, envió cartas a los medios de comunicación y a la policía, firmadas como el "Asesino del Zodiaco". Las cartas, portadoras de un código enigmático y siniestro, arrojaron luz sobre la mente retorcida detrás de los crímenes. El miedo se extendió como una plaga cuando las amenazas se hicieron realidad y nuevas víctimas cayeron bajo su implacable cuchillo.
La sombra del terror que envolvió a la Bahía de San Francisco en la década de 1960 se disipa finalmente. El FBI ha confirmado la identidad del elusivo Asesino del Zodiaco, cuya cadena de asesinatos ha aterrorizado a los Estados Unidos durante más de medio siglo. Gracias a la tecnología del ADN, el enigma que ha desconcertado a las mentes más agudas de la aplicación de la ley ha encontrado su resolución.
El oscuro capítulo de la crónica negra estadounidense se remonta a finales de 1968, cuando un enigmático asesino en serie, autodenominado el Asesino del Zodiaco, comenzó su reinado de terror. En menos de un año, se cobró la vida de al menos trece personas, dejando tras de sí una estela de caos y desolación. Mensajes cifrados, cartas a los medios de comunicación y un aura de misterio rodearon cada uno de sus macabros crímenes.
Durante décadas, la identidad del asesino ha sido un rompecabezas sin resolver, alimentando teorías y especulaciones sobre quién podría ser el culpable. Arthur Leigh Allen, un sospechoso destacado, fue el centro de la atención durante años, pero pruebas de ADN finalmente lo absolvieron de cualquier implicación en los crímenes. La investigación se estancó y el caso parecía condenado a permanecer en el limbo de la incertidumbre.
Sin embargo, en un giro sorprendente, un nuevo sospechoso ha surgido: Gary Francis Poste, cuyo fallecimiento en 2021 no le permite enfrentarse a la justicia terrenal. El ADN parcial obtenido de Poste ha sido crucial en la identificación del asesino, estableciendo una conexión concluyente entre él y al menos cinco de las víctimas atribuidas.
Este avance científico representa un cierre para las familias de las víctimas, que han vivido décadas de angustia y agonía sin respuestas. Aunque el Asesino del Zodiaco ya no pueda ser llevado ante la justicia, su identificación proporciona un sentido de justicia post-mortem y una conclusión a uno de los capítulos más oscuros de la historia criminal de Estados Unidos. Aunque, como en toda buena historia de crimen, algunas preguntas quedarán sin respuesta, el velo del misterio que ha envuelto al Asesino del Zodiaco finalmente se ha levantado.
0 Comentarios